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lunes, 19 de septiembre de 2011

SUDÁN DEL SUR





"Brasil podría mediar entre Yuba y Jartum"
Fabíola Ortiz entrevista al diplomático sursudanés JAMES PADIET ANGOK

Brasil puede ser un socio de confianza entre Yuba y Jartum, cree James Padiet Angok

Crédito: Fabíola Ortiz/IPS



RÍO DE JANEIRO, sep (IPS) - El país más joven del mundo, Sudán del Sur, busca apoyo de Brasil –el primer estado que reconoció su soberanía– para estructurar su diplomacia y ayudar a desmontar tensiones y conflictos persistentes.

Sudán del Sur planifica abrir una embajada en Brasilia en 2012, la primera en el Cono Sur americano.

Este país sudamericano podría ser un "socio de confianza" para abrir negociaciones entre el norte y el sur y apoyar la estructuración de la diplomacia del nuevo estado africano, dijo a IPS el responsable de América del Sur del recién creado Ministerio de Asuntos Extranjeros y de Cooperación Internacional de Sudán del Sur, James Padiet Angok.

"La gente no sabe que Brasil fue el primer país del mundo que estableció relaciones con Sudán del Sur el mismo día de nuestra independencia", dijo Padiet Angok en una entrevista en el marco del II Curso para Diplomáticos Africanos ofrecido por la cancillería brasileña en Río de Janeiro.

Del curso, que se desarrolla desde el 12 y el 23 de este mes, participan representantes de Angola, Botswana, Ghana, Kenia, Namibia, Nigeria, Sudáfrica, Sudán, Sudán del Sur, Tanzania, Zambia y Zimbabwe.

IPS: ¿Cómo avanza la construcción de la política externa del nuevo país?

JAMES PADIET ANGOK: Desde nuestra independencia el 9 de julio, empezamos a diseñar nuestra política externa y a determinar en qué países podemos abrir embajadas.

Determinamos varias fases: este año vamos a abrir embajadas en los 21 países donde ya teníamos oficinas y misiones diplomáticas, como Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Kenia, Sudáfrica y Uganda, entre otros. En esta primera fase estamos desplegando a nuestros diplomáticos en las oficinas ya establecidas.

Todavía no tenemos misiones en América del Sur. En la segunda fase, vamos a elevar el número a 36 embajadas, y allí entra Brasil en 2012. Agregaremos también nuevas legaciones en países como Suiza, Holanda y Francia, en Europa, e India, Indonesia, China, Japón y Malasia, en Asia.

IPS: Usted está participando del II Curso para Diplomáticos Africanos ofrecido por el Ministerio de las Relaciones Exteriores de Brasil en Río de Janeiro. ¿Por qué le interesó? ¿Qué cree que Brasil puede aportar a los países africanos?

JPO: Somos tres personas que venimos a participar del curso, y uno de nosotros va a dictar un seminario. Queremos mostrar a Brasil el contexto con el que llegamos a nuestra independencia, conocer cómo conduce este país su diplomacia y hallar formas de cooperar.

Una de las cosas importantes que podemos aprender de Brasil es cómo preservar la diplomacia de la política partidaria, Brasil ha sido exitoso en eso y ha mantenido la tradición de su política exterior.

También nos interesa aprender la parte práctica de la diplomacia, especialmente en materia de guerra y de paz, con el fin de resolver problemas mediante soluciones negociadas en lugar de violencia.

IPS: ¿Usted cree que Brasil puede ayudar a consolidar la diplomacia de su país?

JPO: Nos interesa cómo traduce sus valores en el programa de entrenamiento y formación de diplomáticos. Yo defiendo el uso de una diplomacia profesional, es eso lo que veo en Brasil y es exactamente lo que queremos para Sudán del Sur.

Estamos creando un nuevo instituto diplomático y descubrimos que Brasil es uno de los mejores en materia de práctica diplomática. Brasil consigue manejar los innumerables intereses políticos en la diplomacia nacional sin que ésta se incline por las posturas de uno u otro partido. Y si hay un cambio en el gobierno, eso tampoco altera la política externa.

IPS: ¿Por qué aprender con un país en desarrollo en lugar de buscar apoyo de las naciones ricas?

JPO: Vemos a Brasil como un país en desarrollo y la brecha entre nosotros no es tan grande. Se presenta con una actitud humilde ante nosotros, y así podemos aprender más que de las naciones desarrolladas, que a veces son demasiado petulantes.

Brasil es bienvenido por los países africanos. La gente no sabe que Brasil fue el primer país del mundo que estableció relaciones con Sudán del Sur, el mismo día de nuestra independencia. Esto es muy significativo.

IPS: ¿Usted no ve el interés de Brasil y de sus empresas en África como una invasión o una forma de neoimperialismo?

JPO: Brasil es totalmente distinto, es bienvenido y no se entromete en asuntos internos, no dicta órdenes a otros países y no impone la democracia por la fuerza. Estos son algunos de los elementos que nos atraen, la hospitalidad y la no interferencia en asuntos de otros estados.

Brasil sólo puede aconsejar, decir cómo ha hecho las cosas, pero no forzar a nadie, y ese es el espíritu que buscamos.

IPS: La emancipación de Sudán del Sur tras cinco décadas de guerra costó las vidas de dos millones de personas, y aún enfrenta problemas y tensiones internas…

JPO: La construcción de una nación es un desafío. Sudán debió luchar por su construcción nacional, no la pudo lograr por la diplomacia y siguió el camino de la violencia.

El resultado fue la separación de Sudán, pero ésta no resolvió los problemas internos, que se mantienen tanto en el norte como en el sur. Pensamos que podemos avanzar con acciones diplomáticas. Tenemos tensiones tribales, hay muchos factores, como el reparto de tierras y las reservas petroleras, que pueden llevar a que la violencia explote otra vez. Los desafíos son enormes y la unidad de nuestro pueblo es todavía muy difícil.

En Sudán del Sur hay 61 grupos étnicos que hablan otras tantas lenguas. La mejor forma es aprender a avanzar mediante el diálogo y la negociación. Eso es difícil. En unos 10 años, la nueva generación que no estuvo implicada en la violencia podrá afrontar los problemas mejor. Mucha gente de la generación actual está traumatizada por largos años de guerra.

IPS: La independencia se oficializó, pero sin que las líneas limítrofes entre el norte y el sur estén demarcadas. ¿Cómo superar ese problema? ¿Usted defiende una frontera flexible, en razón de los movimientos de tribus nómades?

JPO: Las fronteras son cruciales en el proceso post-independencia. Nuestra frontera más extensa es con Sudán, de unos 2.000 kilómetros. Es complejo por la cuestión del petróleo que se encuentra en esa zona fronteriza, y por los problemas tribales.

Cuando un país se divide, si uno no determina los límites, no sabe qué petróleo pertenece a cada parte. La frontera flexible es complicada y debe negociarse o no sabremos cómo repartir el crudo de manera justa.

Si dejamos esto sin resolver habrá más conflictos. Esto es lo que podemos aprender de Brasil y puede ser de gran ayuda: cómo negociar. Sabemos que este país no toma partido fácilmente.

Tenemos la cuestión tribal, conectada a las guerras. Hay tribus fronterizas que han luchado con el pueblo de Sudán del Sur contra el régimen de Jartum (la capital de Sudán). Al dividirnos, ellas pertenecen por definición al norte, pero no les resulta fácil.

Según estadísticas de 2010, la población de Sudán del Sur es de 8,5 millones de personas, y en el (disputado territorio de) Abyei hay unas 600.000. En el estado de Nilo Azul debe haber una consulta popular (para decidir si se queda en el norte o en el sur). Pero hay que rehacer el padrón y eso ha demorado la consulta. Por ahora están en ese dilema.

Esto requerirá mucha diplomacia. Esas poblaciones están armadas desde hace más de dos décadas. ¿Cómo les dice uno que depongan las armas y se vuelvan a casa? Está resultando difícil y generando violencia y nuevos choques.

IPS: ¿Hay riesgo de una nueva guerra civil?

JPO: El riesgo es real, pero somos nosotros en el Sur los que debemos controlar este riesgo. Si hoy decidiéramos responder, habría una guerra, pero decidimos que por ahora no es momento de involucrarnos en una nueva guerra ni de aventurarnos en los asuntos de Sudán. Todas estas cuestiones deben solucionarse mediante la diplomacia.

IPS: ¿Cuál es la realidad en materia de servicios básicos a la población?

JPO: Tenemos un gran problema en seguridad alimentaria. No producimos alimentos suficientes, así que importamos de Uganda, Kenia y del mismo Sudán. Pero en estos días Sudán cerró su frontera. No hay comercio ahora entre nosotros y Sudán.

La mayor parte del petróleo está en el sur, pero los oleoductos van desde el sur a las refinerías en el norte. Decidimos que no podíamos cerrar ese flujo. El comercio está interrumpido, pero el oleoducto funciona porque si lo cerramos se crearía un grave problema para nuestro presupuesto, que depende en 99 por ciento de la venta de ese crudo.

Creemos que podemos negociar y establecer acuerdos comerciales de modo que ellos reabran su frontera y nosotros obtengamos alimentos.

El crudo va del sur al norte para ser refinado, pero el combustible no retorna a nosotros, entonces tenemos que adquirirlo de Etiopía, Uganda y Kenia. En Yuba (la capital de Sudán del Sur) tenemos escasez de gasolina. Hay de hecho una crisis.

Por ahora dependemos de nuestros vecinos. Y Sudán es un vecino muy importante y debemos negociar con él. Creemos que Brasil puede ayudar y convertirse en un socio de confianza que actúe con neutralidad. Es la mejor manera de intentarlo.(FIN/2011)

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