María Alicia Alvado
Los cinco fallos judiciales contra represores que calificaron los crímenes juzgados como “delitos cometidos en el marco de un genocidio” y el hecho de que sea la Justicia ordinaria la que se encargue del juzgamiento, “ponen a la Argentina muy a la avanzada en la reflexión internacional de estas problemáticas”, señaló Daniel Feierstein.
Pressenza Pressenza International Press Agency Buenos Aires, 7/24/11 Así lo puntualizó en diálogo con Télam, el sociólogo y director del Centro de Estudios sobre Genocidio de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF), Feierstein, quien tuvo a su cargo la organización del IX Conferencia Bianual de la Asociación Internacional de Investigadores sobre Genocidio que acaba de concluir en Buenos Aires, la primera ciudad latinoamericana que sirvió de sede al evento.
Para el especialista, este comportamiento de los tribunales está siendo acompañado en el mundo académico por una profusión de investigaciones sobre el tema, lo que permite revertir el prejuicio de que “los genocidios se cometen en el (hemisferio) Sur y se analizan en el Norte”, así como demostrar que “el sur no sólo puede pensarse a sí mismo, sino pensar también los casos de persecución que están ocurriendo en el Norte, que el Norte no piensa”.
A pesar de considerar “muy auspicioso” que la Argentina esté a la vanguardia en el reconocimiento de genocidios ajenos -como el Armenio-, Feierstein identificó como “una deuda enorme” la exclusión de esta figura en el Código Penal.
El autor de “El genocidio como práctica social” conversó con Télam sobre éste y otros temas antes de dar por inaugurada la conferencia que, durante cuatro días reunió a más de 270 especialistas de 32 países en la sede de posgrados de la UNTREF.
Para el especialista, este comportamiento de los tribunales está siendo acompañado en el mundo académico por una profusión de investigaciones sobre el tema, lo que permite revertir el prejuicio de que “los genocidios se cometen en el (hemisferio) Sur y se analizan en el Norte”, así como demostrar que “el sur no sólo puede pensarse a sí mismo, sino pensar también los casos de persecución que están ocurriendo en el Norte, que el Norte no piensa”.
A pesar de considerar “muy auspicioso” que la Argentina esté a la vanguardia en el reconocimiento de genocidios ajenos -como el Armenio-, Feierstein identificó como “una deuda enorme” la exclusión de esta figura en el Código Penal.
El autor de “El genocidio como práctica social” conversó con Télam sobre éste y otros temas antes de dar por inaugurada la conferencia que, durante cuatro días reunió a más de 270 especialistas de 32 países en la sede de posgrados de la UNTREF.
- ¿Se puede decir que la Argentina como país sufrió dos genocidios, uno en el marco de la última dictadura y otro como consecuencia de la Campaña del Desierto?
- Yo creo que sí: son los dos momentos genocidas en la Argentina que tienen sin embargo características distintas. La mayoría de los Estados han pasado por un genocidio más o menos equivalente al de los pueblos originarios, lo que yo he llamado “genocidio constituyente”, lo cual es tremendo, porque da cuenta de qué son nuestros Estados hoy.
- La Argentina ratificó en 1956 la Convención de la ONU para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio. Sin embargo, a pesar de los 28 años transcurridos desde la vuelta de la democracia y de cinco fallos judiciales que condenaron a represores por delitos cometidos “en el marco de un genocidio”, aún no se incluyó el delito de genocidio en el Código Penal. ¿Es una deuda pendiente? ¿Es un escollo para la aplicación de la Justicia?
- Sí, es una deuda enorme porque es algo que el Estado argentino debiera haber hecho desde el momento de la ratificación. Hubo numerosísimos proyectos en el Parlamento, todos ellos buenísimos y es difícil explicarse por qué sigue sin tipificarse.
- La mención explícita de un genocidio en cinco fallos recientes contra represores y la propia reapertura de los juicios, ¿cómo ubican a la Argentina en relación a otros países del mundo en la materia?
- Estos hechos ponen a la Argentina muy a la avanzada en la reflexión internacional de estas problemáticas. Como sociedad debemos estar muy orgullosos de lo que se ha avanzado en esa dirección. El hecho de que la reapertura haya permitido que sea la justicia ordinaria aquella a que le corresponde juzgar y que no haya habido una directiva de cómo tenía que ser ese juzgamiento o las condenas, es algo muy alentador.
- ¿Qué papel vienen desempeñando los tribunales internacionales?
- Es un rol dual porque, por un lado, en casos donde no ha habido posibilidad de juzgamiento, que, aunque los principales responsables sean llevados a un tribunal internacional, es siempre muy superior a la impunidad.
- ¿Cuáles son sus expectativas respecto a esta conferencia?
- Mi mayor expectativa es enriquecer mucho más el diálogo norte-sur en relación a cómo pensar los procesos genocidas e invertir el estereotipo de investigadores del Norte pensando en casos que ocurren sólo en el Sur, quebrar esa mirada etnocéntrica.
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