Mientras
el conflicto con Azerbaiyán parece acercar a Armenia a una inminente guerra,
este pequeño país ex soviético, que se encuentra en el limite de Asia y Europa,
arrastra desde hace casi un siglo una herida que todavía no solo sigue abierta,
si no que en muchos casos continua silenciada.
Recién en enero de este año el parlamento francés aprobó
una ley que penaliza la negación del genocidio armenio bajo el imperio otomano.
De esta forma, el país europeo es el último en entrar en el grupo minoritario de
países que reconocen el hecho. El primero en reconocerlo fue Uruguay, el 22 de
abril 1965, a 50 años del hecho, mediante una resolución en la que se lo señala
como “uno de los genocidios más terribles que ha conocido la historia”, en el
que “un pueblo entero fue condenado a morir”. Nadie más lo reconoció hasta 20
años después.
La justicia argentina, por su parte, se expidió en abril
del 2011, a través de una “sentencia definitiva” en la que se asegura que el
Estado de Turquía cometió “el delito de genocidio sobre el pueblo armenio”.
Esta resolución fue leída por el juez Norberto Oyarbide frente a los
representantes de la comunidad Armenia que funcionaban como querellantes. Esta
causa, en la que el juez aplicó el concepto de jurisdicción universal, para que
así la sentencia siente jurisprudencia en otros foros internacionales, fue
impulsada en el año 2000 por Gregorio Hairabedian y encabezadas por Federico,
su nieto. Federico Gaitan Hairabedian, abogado orientado en Derecho Penal e Internacional,
miembro fundador y secretario de la Fundación Luisa Hairabedian (FLH), asegura
que el hecho es silenciado por el gran peso del lobby turco. Además señala que “esto
da en evidencia que no es solo una cuestión histórica, sino también de conveniencia
política y económica que el estado turco aprovecha para negar que hubo un
genocidio, que hubo matanzas a través de un plan sistemático”.
Aunque en Turquía se conmemoró por tercer año consecutivo
el Genocidio Armenio, el país tiene una política negacionista sobre el hecho
llevado a cabo por los Jóvenes Turcos en épocas del Imperio Otomano: la sola
mención del hecho es penada por el Código Penal. En una entrevista acordada para
esta nota, la representante actual de la Embajada de Turquía en nuestro país
Orkide Akyamaç aseguró “no poder hablar del tema por ser un tema sensible”. Sin
embargo, facilitó la versión turca de los hechos mediante un documento y exigió
que la nota sea mandada a Turquía, a través de la embajada, para que la
revisara antes de ser publicada. En este documento se sostiene que no hubo un
plan sistemático, si no que todo fue la consecuencia de un plan de reubicación
del pueblo armenio que falló por “las condiciones de los tiempos de guerra” y
los “grupos locales que buscaban venganza”, entre otros motivos. Además, asegura
querer, que, mediante el acuerdo firmado en octubre de 2009 entre Turquía y
Armenia, se puedan realizar exámenes imparciales científicos y de los archivos
históricos. Para esto pide que todas las partes sean sinceras y mantengan la
mente abierta. Entre otras cosas, el texto asegura que el pueblo otomano no
tenía una historia de actitudes racistas que haya podido ocasionar tal hecho y
se muestra apenado por cualquier muerte, pero niega que se hayan dado en el
marco de un Genocidio.
“Las leyes turcas no solo dicen que no sucedió, si no que
lo tergiversan”, asegura Alexis Papazian, Coordinador del Area Academica de la
FLH, becario del CONICET y Coordinador del Centro Latinoamericano de Estudios
sobre Genocidios y Derechos Humanos, y agrega que “intentan que parezcan hechos
puntuales e individuales, para así matizar y no decir que fue un Genocidio”.
Sobre la negación internacional, asegura que comenzó cuando el Imperio Otomano
se refunda como estado moderno. Allí, asegura Alexis, por su situación
geopolítica, su capacidad de lobby, y a través de sus cancilleres, Turquía
generó que otros estados no lo acepten.
Mientras Turquía niega los hechos y persigue a los
intelectuales que hablan del tema, el académico turco Taner Akçam señaló en una
entrevista con el diario Tiempo Argentino que en Turquía no habrá una verdadera
democracia hasta que no se reconozca la muerte de 1,5 millones de armenios.
Scarinci Marcelo