Lanzamiento de la Red Informativa de Genocidio y Derechos Humanos

La Fundación Luisa Hairabedian presenta la Red Informativa de Genocidio y Derechos Humanos que tiene como objetivo informar sobre congresos, actualidad, seminarios, publicaciones, conferencias, bibliografía y postgrados relacionados a Ciencias Sociales, Estudios sobre Genocidio, Diáspora Armenia y temáticas afines

domingo, 24 de junio de 2012

"LA LUCHA POR EL GENOCIDIO DE ARMENIOS, ¿ FICCIÓN O ENCUBRIMIENTO?". POR GREGORIO HAIRABEDIAN.




Seguramente es una apreciación controversial y no podría ser de otro modo.Veamos: 

a) Durante las décadas de perduración de Armenia Soviética, los gobernantes y el pueblo radicado en su territorio lograron construir un país orgánico, esto es, con instituciones políticas, económicas, sociales y culturales propios e integrados a la URSS. 

Retrospectivamente considerado, el pueblo armenio logró su conformación estatal, reunió en sus territorios a tres millones y medio de habitantes, preservó a éstos la existencia y aseguró sus fronteras del peligro siempre en acecho por parte del imperialismo turco, además de muchas otras conquistas en diversos campos de la vida social que no vienen al caso analizar en esta oportunidad.


A poco andar del genocidio, el pueblo y particularmente sus trabajadores intervinieron heroicamente, ofrendando la vida de más de 250.000 de sus jóvenes, entre los 25 millones de soviéticos, para salvar a la humanidad del flagelo exterminador que portaba el imperialismo nazi-fascista.

Pocas décadas antes de su caída, pudo intervenir con las fuerzas a su alcance en el reestablecimiento de la lucha por el genocidio de 1915/23. Lo hizo a su modo, no siempre con el protagonismo y la contundencia que era de desear, pero invariablemente motivado por la lucha por la paz y en concordancia con la correlación de fuerzas mundiales que no le eran todavía suficientes para abordar la cuestión en plenitud.
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b) Mientras tanto, lo que ha dado en llamarse “diáspora” (las colectividades existentes fuera del territorio de Armenia por distintas causas, pero inicialmente por la búsqueda de refugio de los sobrevivientes) generalmente conmemoraba los 24 de abril de cada año, con actos religiosos o cívicos en el propio seno de la comunidad.

Durante todo el período de existencia de Armenia Soviética (1920/90), la “diáspora” desarrolló su accionar fuertemente fragmentada y centrada en el choque de opiniones referidas al régimen imperante en aquélla. Por una aparte, sus enemigos; por el otro, sus sostenedores; y por una tercera parte los que no comulgaban ni con unos ni con otros.

Recién en 1965 aproximadamente, impulsada por el accionar de corrientes juveniles de las comunidades del Río de la Plata, portadoras tanto de ideas renovadoras como de dudas, se inicia un proceso de esclarecimiento no exento de choques sobre la significación del genocidio, en algunos casos, y por su modo de abordamiento en otros que, a mi entender, aún perdura y tiende a  profundizarse.

Por un  lado, la decisiva fuerza de la inercia conservadora y la nueva composición social diasporanea : la descendencia campesina, artesana, obrera, profesional e intelectual, devenida burguesa, marcadamente burguesa, que tiende a la conmemoración como fin último, y cada vez mas empalidecida, se contrapone a la corriente que propulsa al estudio de las causas, su desarrollo y modos de luchas dirigidas a evitar la impunidad y a erradicar el flagelo conocida .

Mientras que el primer sector cuenta con la colaboración de actores que propugnan la “preservación de la armenidad”  - a mi juicio fórmula muy cercana al prejuicio racial -  entre los últimos, que integro, existen distintas corrientes de pensamiento y comunes denominadores básicos : por un   lado, integración lisa y llana al país que ha acogido a sus ascendientes, aunque ligados a sus designios históricos de emancipación; por el otro, identificación con la lucha que llevan otros pueblos por crímenes de la misma naturaleza aberrante, ya que es singular en cuanto al pueblo que ha sido víctima, y universal por cuanto agravia a toda la humanidad.

Las diferencias apuntadas no sólo atañen al campo de las ideas. Conciernen también a las prácticas, a los modos de vida, hábitos, costumbres, que establecen disparidades en el comportamiento comunitario, de manera acentuada entre poseedores y desposeídos, o entre los “acaudalados” y sectores de las capas medias que bregan o sueñan integrarse a aquéllos “afortunados”; es decir que -  como no podía ser de otro modo – la comunidad se desarrolla social y culturalmente de acuerdo a las contradicciones sectoriales existentes en el país en el cual se ha conformado.

Sin embargo, partiendo de un mismo origen inhumano de sus integrantes y su extensión a las nuevas generaciones (el genocidio aún impune),  y no obstante las diferencias señaladas y sin que éstas y sus conflictos sociales desaparezcan,  se torna posible,  a mi entender, hallar comunes denominadores entre quiénes consideran la dignidad y la sana conciencia como presupuestos rectores de la sociedad humana.

En otros términos, el acuerdo ético o unidad táctica en el disenso similar a los que  celebran las distintas clases sociales de un pueblo colonizado o dependiente a fin de viabilizar los propósitos de emancipación nacional en un momento dado del proceso histórico, sin que ello presuponga el fin de las contradicciones..
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c) Ahora bien. Qué nos dice la realidad por la cual atravesamos. ¿Existe la vocación unitaria con el fin señalado? ¿La lucha contra la impunidad del genocidio constituye la razón de ser de las organizaciones de la “diáspora” o como propósito esencial de la política de relaciones exteriores de Armenia, tal como ha sido enunciado reiteradamente?. ¿Se construyen escenarios que posibiliten el libre intercambio de ideas, opiniones, tareas tácticas, etc., sin que predomine la intencionalidad de tal o cual sector de autoerigirse en “vanguardia”? ¿ Se opera o no la ficción participativa sin el necesario compromiso institucional concreto y la práctica consecuente? . Y tantos otros interrogantes recurrentemente formulados que, por lo general, se desvanecen sin más por la ley de la inercia.

Ficción u oportunismo deberán ser arrojados al basural de la historia, como condición necesaria e ineludible para continuar las batallas emprendidas. Sólo el incesante estudio crítico - antidogmático y el compromiso ético que desprecia el ventajismo y la retórica vacía de contenido, pueden conducir a metas de justicia y reparación..

d) ¿Cómo entender, por caso, que la única resolución judicial en el mundo (Argentina 1º de Abril de 2011, Juzgado Federal a cargo del Dr. Norberto Oyarbide) que promoví inicialmente y luego se sumó toda la comunidad Armenia) que tipificó como genocidio los crímenes que asolaron la población Armenia de Anatolia e hizo responsable de su organización y ejecución al Estado de Turquía, del cual expidió testimonio para ser presentado ante los tribunales judiciales nacionales e internacionales, permanezca sin la necesaria difusión esclarecedora  y sin ser utilizada para continuar por vía judicial la reparación debida.

Todos los ensayistas y tratadistas del Derecho a la Verdad y Dignidad, son contestes en considerar que el correlato necesario del referido Derecho es la Justicia, esto es, la demanda en la jurisdicción que fuere por la reparación de los crímenes probados,  de acuerdo a lo que las Naciones Unidas ha dispuesto como tal, ya sea en cuanto a su naturaleza como a su extensión.

¿Cómo entender, entonces, la más absoluta indiferencia por conocer los alcances, por saber de que se trata, por informarse de su ejercicio etc., de esa nueva y esperanzadora “arma” que ha proporcionado a la causa Armenia y, en definitiva, a las víctimas de cualquier lugar del mundo en la larga marcha por la Justicia?.
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A pesar de todo nada me amilana y a quiénes acompaño, tampoco. Continuaremos bregando junto a los pueblos que luchan con propósitos comunes, en la inteligencia que mientras subsistan relaciones de dominio y opresión la vida no es digna sin la lucha por la Justicia.

No somos iluminados, sólo seres humanos convencidos que la historia no se detiene, que todo se encuentra en movimiento y cambio. Por eso recurrimos al optimismo realista del poeta Raúl Gonzalez Tuñón: “Sé que llegará un día. ¡También lo sabe el sol”. 

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