Zaw Htet Ko Ko, miembro del grupo de estudiantes Generación 88, es uno de los prisioneros políticos liberados en Myanmar. © Amnesty International
La liberación de al menos 120 presos políticos hoy en Myanmar es un primer paso mínimo, y las autoridades deben poner en libertad inmediata e incondicional a todos los demás presos de conciencia. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional.
La mayoría de los presos políticos que continúan encarcelados tras la medida son presos de conciencia.
“Esta liberación de presos políticos es un paso satisfactorio, pero no cumple las promesas formuladas recientemente por las autoridades sobre la reforma política en Myanmar”, ha manifestado Benjamin Zawacki, investigador de Amnistía Internacional sobre Myanmar. “A menos que la cifra aumente sustancialmente, estaremos ante un debilitamiento de los esfuerzos reformistas, no ante un valiente paso adelante.”
Desde finales de 2007, unas 2.000 personas han sido encarceladas por motivos políticos en Myanmar, aproximadamente la mitad de ellas por su participación pacífica en la “Revolución Azafrán” del año pasado. Entre los liberados hoy se encuentra Zaw Htet Ko Ko, miembro del grupo de estudiantes Generación 88 encarcelado y participante en las manifestaciones. En septiembre de 2009 se promulgó una amnistía que incluyó a 127 presos políticos.
“La amnistía de hoy no diferencia al nuevo gobierno de Myanmar del anterior gobierno militar”, ha manifestado Benjamin Zawacki. “Si las autoridades de Myanmar están decididas a demostrar su compromiso para con la reforma, este debe ser tan sólo el primer paso hacia la liberación, lo antes posible, de todos los presos políticos.”
Amnistía Internacional ha señalado que, si las autoridades tienen motivos para creer que los presos políticos han cometido un delito reconocido internacionalmente, deben someter a esos presos a un juicio justo, inmediato y público. De lo contrario, deben ponerlos en libertadincondicional sin demora.
“No deben juzgarlos por cargos falsos, ni mantenerlos recluidos indefinidamente”, ha manifestado Benjamin Zawacki.
En Myanmar, los presos políticos son acusados habitualmente en virtud de leyes vagamente redactadas, en su mayoría relativas a cuestiones de seguridad u orden público, que permiten una interpretación excesivamente amplia por parte de las autoridades.
Las condiciones de reclusión en el país incumplen numerosas normas internacionales. La comida, el agua y la atención médica son insuficientes, muchos presos políticos son recluidos lejos de sus familias, y la mayoría han sido sometidos a tortura y otros malos tratos, tales como reclusión prolongada en régimen de aislamiento.
“La liberación de algunos presos políticos es una medida positiva, pero la reforma, largamente requerida, del represivo aparato judicial y de seguridad sigue sin producirse”, ha manifestado Benjamin Zawacki.
Amnistía Internacional ha pedido a las autoridades de Myanmar que acompañen la liberación de presos llevada a cabo hoy con medidas para poner fin a la represión del activismo político.
“Es probable que muchos de los presos liberados hoy continúen con su actividad política, y no deben verse de nuevo entre rejas por ejercer sus derechos fundamentales”, ha declarado Benjamin Zawacki.
En el pasado, muchos presos y presas políticos han sido detenidos de nuevo poco después de su liberación. Daw Aung San Suu Kyi, dirigente de la oposición política de Myanmar, fue liberada del arresto domiciliario en noviembre de 2010 tras pasar más de 15 de un total de 21 años recluida, y tras haber sido detenida y liberada en tres ocasiones.
En su declaración del 27 de septiembre de 2011 ante la Asamblea General de la ONU, U Wunna Maung Lwin, ministro de Asuntos Exteriores de Myanmar, manifestó que “las medidas adoptadas por Myanmar son concretas, visibles e irreversibles”.
“Myanmar debe no sólo mantener su promesa, sino también mejorar su historial de derechos humanos, lo cual incluye poner fin a las violaciones generalizadas y sistemáticas contra civiles pertenecientes a minorías étnicas”, ha manifestado Benjamin Zawacki.
“Todo compromiso significativo por parte de las autoridades para con la reforma política en Myanmar debe incluir poner fin a los crímenes de lesa humanidad cometidos contra su propia población.”
Amnistía Internacional sigue pidiendo que se nombre una comisión internacional de investigaciónsobre los delitos internacionales graves cometidos en Myanmar.
Información de contexto
En enero de 2011, ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, las autoridades de Myanmar negaron tener recluido a ningún preso político, y afirmaron que todos los encarcelados eran delincuentes. En agosto de este mismo año, el teniente general Ko Ko, ministro del Interior de Myanmar, dijo, según los informes, al relator especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Myanmar que “más de 100 presos” a los que se calificaba de presos de conciencia habían cometido delitos penales.
Entre los presos de conciencia liberados hoy se encuentra el cómico Zarganar, encarcelado en junio de 2008 por sus esfuerzos humanitarios tras el azote del ciclón Nargis.
Htay Kywe, preso de conciencia con el que Amnistía Internacional estuvo hablando unas horas antes de que lo detuvieran en octubre de 2007, cumple una pena de 64 años de cárcel en una celda de 2,4 por 3 metros en la prisión de Buthidaung, a más de 1.000 kilómetros de su hogar en Yangón. Ha sido torturado en prisión. Aún no se sabe si se encuentra entre los liberados hoy.
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