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jueves, 6 de octubre de 2011
Argentina teme estornudar ante resfrío de Brasil
Por Marcela Valente
BUENOS AIRES, (IPS) - Más que el eventual desenlace de la crisis económica en el mundo industrializado, Argentina observa con moderada preocupación la desaceleración de la economía de Brasil, un socio clave para su desarrollo.
El último Panorama Económico Mundial del Fondo Monetario Internacional proyecta para este año un crecimiento del producto interno bruto de Argentina de ocho por ciento, mientras que para Brasil, que había aumentado 7,5 en 2010, ahora estima que solo será de 3,8 por ciento.
Argentina recibirá el impacto de esta nueva situación del socio mayor del Mercosur (Mercado Común del Sur), que se completa con Paraguay y Uruguay, según descuentan analistas.
Es que Brasil es el principal cliente de las manufacturas argentinas de origen industrial, especialmente la producción automovilística, 50 por ciento de la cual tiene como destino el gigante sudamericano.
Sin embargo, la economista Belén Olaiz, de la consultora Abeceb.com, prefiere ser más cautelosa antes de lanzar algún alerta. Si bien entiende la preocupación en algunos sectores industriales, aclaró que "la desaceleración de Brasil es suave y el pronóstico para 2012 es bueno".
"La economía brasileña perdió algo de velocidad, pero la previsión de un crecimiento en torno de cuatro por ciento para el año próximo sigue siendo auspiciosa", remarcó ante la consulta de IPS.
Tras esa precisión, la experta admitió dos vías de posibles impactos de esta performance disminuida. Por un lado afectará el comercio exterior, dijo. "El 40 por ciento de las manufacturas industriales argentinas se venden a Brasil, por lo tanto en sectores como, por ejemplo, el automotor habrá un impacto negativo", advirtió.
Olaiz sostuvo que, además del factor crecimiento, una eventual depreciación fuerte del real (la moneda brasileña) respecto del dólar, también haría mella en áreas como los textiles y el calzado de Argentina, al verse perjudicados por la competencia.
El gobierno brasileño de Dilma Rousseff resolvió este mes bajar la tasa de interés de referencia del mercado financiero, una herramienta que le permite mantener bajo control a la inflación.
La medida se adoptó para evitar la llegada de capitales especulativos del mundo en desarrollo, que, entre otras cosas, aprecian el real y, consecuentemente, restan competitividad a las exportaciones.
Apenas se conoció la medida de Rousseff, la moneda local comenzó a depreciarse, al punto que el tipo de cambio pasó de 1,59 a 1,90 reales por cada dólar en una sola semana.
Luego de que el Banco Central intervino en la plaza financiera vendiendo divisas, las cotizaciones volvieron a estabilizarse y cada dólar pasó a costar 1,85 reales.
En diálogo con IPS, el economista Ramiro Albrieu, del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes), brindó su visión del posible impacto que sentirá Argentina. Desde la creación del Mercosur, los canales de contagio principales de crisis entre los dos socios mayores se manifiestan en el nivel de la actividad, manifestó.
"Hay mucha complementariedad entre las dos economías y todo lo que pasa en Brasil impacta en Argentina. Nuestro perfil exportador muestra que a Asia vendemos materias primas, pero a Brasil principalmente bienes industriales", dijo.
En ese sentido, observó que los números de la economía brasileña muestran hoy "una recesión cíclica", es decir que ese país va a crecer menos del promedio de los últimos años, y eso implica menos consumo y más excedentes.
"Para Argentina, tener que parar la producción de automotores por esta causa es un escenario muy posible", alertó. Eso implicaría la suspensión de personal.
"Cualquier desaceleración va a tener alguna repercusión", adelantó el economista del Cedes, la entidad que es parte de la red académica regional Observatorio Económico del Mercosur.
De hecho, la Unión Industrial Argentina ya lo advirtió. Su presidente, el empresario textil José Ignacio de Mendiguren, indicó que, más allá de una leve depreciación del real, "el peor escenario para Argentina es que Brasil deje de crecer".
Esa alternativa drástica no está prevista a corto plazo, aunque sí un crecimiento menor, más moderado, como lo describió el FMI en su Panorama. Para Albrieu, esto implica que Argentina, en consecuencia, también crecería menos.
Este experto añadió que, en la última década, las economías latinoamericanas cambiaron y ya no se prevé que un menor volumen de exportaciones a Estados Unidos o a la Unión Europea perjudique directamente a la región.
Los mayores clientes de materias primas y alimentos de Argentina, igual que en el caso de otros países de la región, están en Asia, donde el crecimiento y la gran demanda siguen siendo elevadas, si bien también tienden a frenarse.
Para Argentina, no obstante, Brasil sí es un cliente de peso, por el volumen del mercado pero además porque le permite expandir su crecimiento industrial y el empleo de calidad. (FIN/2011)
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