La corte dice que el hombre, Sadi Bugingo, fue cómplice en la muerte de entre 1.000 y 2.000 personas.
Bugingo no fue acusado de asesinar personalmente a ninguna de las víctimas, pero el juez dijo que él sí se aseguró de que se llevaran a cabo las órdenes de muerte.
Durante el juicio, Bugingo, quien ha vivido en Noruega por más de diez años, negó cualquier participación en la muerte de unos 800.000 ruandeses, casi todos tutsis.
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