El encuentro entre Oriente y Occidente, entre musulmanes y cristianos en la historia y la cultura, ha sido un tema recurrente en las novelas de Orhan Pamuk, el escritor turco, a quien, por haber encontrado en su obra “nuevas imágenes espirituales (símbolos) para el choque y el cruce entre las culturas”, y los problemas experimentados por el hombre en la búsqueda de su identidad, la Academia sueca le concedió el Premio Nobel en 2006.
La política en su país, dividido entre islamistas radicales y moderados, es otro de los temas de sus libros, que trata desde una posición independiente: “Un millón de armenios y 30.000 kurdos han sido asesinados en estas tierras, pero nadie se ha atrevido a hablar”, dijo en febrero de 2006 a un periódico suizo.
Esta declaración fue recibida con muestras de hostilidad en los medios nacionalistas y le costó un proceso judicial, del que finalmente salió indemne por la solidaridad internacional que recibió de notables escritores, como Saramago y Günther Grass, y por la presión europea sobre el gobierno turco.
Sin embargo, tuvo que soportar los insultos y la acusación de “traidor a la patria”, que le proferían los grupos extremistas cuando se presentaba a los juzgados de Nisantasi.
En contraste, la defensa de los derechos humanos y la condena del terrorismo le han dado prestigio internacional.
Pero no solo Pamuk ha sido perseguido por el delito de opinión. El diario El País de Madrid se ha referido a la persecución de los intelectuales a propósito de la existencia de 185 causas judiciales contra escritores y profesores.
Atila Yaila, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Ankara, fue despedido por haberse pronunciado públicamente contra Mustafá Kemal Ataturk, fundador de la Turquía moderna y autor de la supresión del alfabeto árabe de la lengua turca para reemplazarlo por el latino.
Ahmet Umit y Elif Shafak, novelistas pertenecientes a una nueva generación también han sido perseguidos por la justicia por utilizar el suspenso y la intriga en la interpretación de la historia turca.
La escritora Perihan Manden por su parte, luego de resultar inocente en un proceso por “denigrar” de las Fuerzas Armadas, dijo: “Estamos sometidos a tortura psicológica. Antes de quedar exculpados en el interior de los juzgados, se nos da un escarmiento en la calle”.
Los “insultos a la identidad nacional”, de acuerdo con un artículo del Código Penal del año pasado, son castigados con la cárcel.
Esta situación se agravó en enero del 2007, cuando fue asesinado a tiros el intelectual turco Hrant Dink, director de Agos, el único semanario de la comunidad Armenia, y quien había sido juzgado varias veces por escribir sobre el genocidio armenio.
Este crimen fue repudiado por Pamuk y le causó gran dolor. A fines de enero el editor alemán de Pamuk anunció la cancelación de su viaje a Alemania donde debía recibir un doctorado honoris causa por la Universidad Libre de Berlín, y leer en esta ciudad pasajes de sus libros, como iba a hacerlo en Hamburgo, Colonia, Stuttgart y Munich.
Se asegura que Pamuk recibió amenazas de muerte de uno de los sospechosos de la muerte del periodista Dink.
En la primera semana de febrero el mismo diario El País informó que Pamuk tuvo que dejar Turquía por “mucho tiempo”, a causa de la prosecución de las amenazas.
Tomó un avión con destino a Estados Unidos, con el anuncio de que iría a dar conferencias en la Universidad de Columnia, en New York donde ha sido profesor. El 8 de abril de 2007 la agencia Efe informó del regreso de Pamuk a Estambul, de su disposición de permanecer allí hasta septiembre y de revisar su nueva novela Muzesi (Museo de la inocencia), que se publicaría a fines de aquel año.
Política y escritura
La política para él no es una palabra formal sino real porque lo induce a hablar de la pobreza, la opresión y las desigualdades reinantes en Turquía, a pesar de los avances en la economía, de la solidez de la moneda y de las reformas introducidas para su ingreso a la Unión europea.
Ser escritor para Pamuk es “descubrir pacientemente, al cabo de los años, la segunda persona escondida, que vive en nosotros, y un mundo que segrega nuestra segunda vida”. La escritura le recuerda “no las novelas, la poesía, la tradición literaria, sino al hombre que, solo, encerrado en una habitación, se repliega sobre sí mismo, y con las palabras funda un nuevo mundo”.
Confiesa que es un escritor muy lento, pues solo escribe ciento setenta y cinco páginas por año que equivalen a una media página por día y a nueve o diez horas de trabajo. Parece increíble, pues a pesar de que ganó el Nobel a los 54 años y que comenzó a escribir a los 22, luego de estudiar arquitectura, pintura y de periodismo en la Universidad de Estambul, y de que experimentara muchas dudas sobre su futuro profesional, ha logrado crear una obra literaria importante y renovadora.
Todas sus novelas, traducidas a más de cuarenta idiomas –excepto El libro negro, redactada en New York, donde vivió tres años como becario de Columbia University, las ha escrito en su casa en el barrio de Nisantasi, frente al río Bósforo.
‘Nieve’, la novela política
En un lapso de 21 años se publicaron ocho novelas de su autoría y Estambul, Ciudad y recuerdos, Oteki Renkler (Otros colores) 1992, un libro de ensayos y Gizli Yuz (Secret Face), un guion, (1992).
Nieve (2002) es una novela política, de la que Publishers Weekly dice es “misteriosamente bella… profunda y conmovedora”.
Kerim o Ka, en forma abreviada, un hombre de 42 años, soltero, alto, tímido, melancólico y solitario y personaje central de esta novela se había criado en Estambul en el seno de una familia republicana y laica. Emprende desde Alemania, donde es exiliado político, un viaje a Kars (Turquía), que incidirá profundamente en su vida. Llega en la temporada invernal en la que la nieve lo cubre todo. Se hospeda en el hotel Nieve Palace, donde los viajes y el desarraigo lo inducen a evocar con nostalgia su infancia en Estambul.
El personaje sabe con anticipación lo que va a ocurrirle en su tarea de investigar los suicidios de mujeres jóvenes en la ciudad, quienes aún usan el charshafs o pañuelo sobre la cabeza.
En Kars entra en contacto con Seday Bey, propietario del Diario de la Ciudad Fronteriza y va a encontrar a la bella Ipek, su compañera de estudios y novia en la universidad, a quien le cuenta su huida a Alemania a causa de un artículo suyo sobre política.
La atmósfera en Kars se enrarece por el asesinato del director de la escuela por un fanático. Ka conoce a Multar, un estudiante marxista, que sueña con un hijo que nunca tuvo y sufre crisis espirituales.
Para superarlas vuelve al Islam, pero es detenido y golpeado por la policía del gobierno republicano. Ka contacta a Azul un influyente líder islamista para conocer su posición ante el conflicto.
El círculo islamista profiere amenazas de muerte contra los ofensores de Mahoma, como lo hizo Komeini, líder espiritual de Irán, contra Salman Rusdhie por su libro Los versos satánicos, caso en el que Pamuk apoyó al escritor indio.
Ka escribe el poema Nieve, visita al influyente jeque, le confiesa su incredulidad, su ideología europea occidental. Cena en casa de Turguet Bey en compañía de Ipek y Hadife, sus hijas y Hande una muchacha islamista.
Más adelante, Ka hace una lectura pública de poemas en el teatro, donde luego se representa una obra en la que se hace el despojo y la quema de un charshaf (tipo de velo), seguido de un abaleo y asesinato de varios islamistas, que algunos espectadores interpretan como si se tratara de una obra teatral.
Estalla una revolución que contrasta con la belleza de la noche inmóvil: “Solo el poeta que fuera capaz de cerrar su mente a cualquier desastre podría vivir el presente como un sueño”, escribe el narrador.
La policía asalta la residencia de los estudiantes islamistas para arrestar a los miembros del Partido por la Igualdad de los Pueblos y se da un golpe militar contra los integristas, contra los Estudiantes de Imanes y Predicadores. Aparecen en escena otros personajes, como Sunay, actor y su esposa Funda Eser, danzarina de vientre.
Hay pasajes de la novela que corresponden a períodos de la historia de Turquía, a las reformas prooccidentales y modernizadoras del presidente Ataturk, a la disputa entre islamistas y blancos, a la persecución de los kurdos y los comunistas, al golpe militar de 1880.Ka vive el único momento de libertad en Kars, donde no hay vida privada.
Se interrumpe la historia de la vida de Ka en Kars. En Frankfurt, el narrador, Orhan Bey (tiene el mismo nombre que Pamuk), anuncia la muerte de Ka por disparos. Turguet Bey aparece en Francfurt, visita el cuarto donde vivió Ka, describe sus objetos personales, busca su libro Nieve, de poemas.
Ka reconquista a Ipek. Intervienen militantes islamistas de izquierda contra el golpe. Denuncian la desaparición de los armenios de toda Anatolia. La historia de Ka continúa como si no hubiera muerto. El periódico Diario de la ciudad fronteriza critica el ateísmo de Ka, una anticipación de lo que le sucedería a Pamuk en Turquía por sus denuncias sobre el genocidio armenio y los asesinatos de los kurdos.
Fuente: http://www.eltiempo.com/entretenimiento/musica-y-libros/nuevo-libro-de-orhan-pamuk/15841655