La violencia del conflicto en Siria, que la semana que viene cumple dos años, ha llevado a más de un millón de refugiados a abandonar el país, según las últimas cifras de la Agencia de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), hechas públicas este miércoles. Las diferentes agencias humanitarias que trabajan con los desplazados en países vecinos a Siria llevan meses advirtiendo de que sus condiciones de vida -en muchos casos sin acceso a víveres, agua y asistencia sanitaria suficientes- pueden desembocar en una crisis humanitaria.
El éxodo de sirios se ha agravado notablemente en las primeras semanas de 2013. Solo desde principios de año han abandonado el país 400.000 personas, huyendo de un conflicto que se ha cobrado ya las vidas de más de 70.000 personas, según otra estimación oficial de la ONU. Sobre todo han huido a Jordania, un país que, según su Gobierno, alberga ya a más de 400.000 refugiados, muchos de ellos en tres campos en el norte del país. También han tomado refugio en Líbano, Turquía e Irak. La ONU asegura, además, que algunos de ellos han huido al norte de África y a Europa.
En realidad ACNUR sospecha que el número real de desplazados es más elevado, dado que en la cifra de un millón solo incluye a aquellos que se han registrado como refugiados o que reciben asistencia -alimentos o tratamiento médico- como tales. Muchos desplazados que han huido a Jordania o Líbano no se inscriben en los registros oficiales y viven en centros de población, y no en campos de refugiados. La población de Líbano, por ejemplo, ha aumentado en un 10%, según un informe de la ONU. En Turquía hay 17 campos.
“Con un millón de personas en fuga, millones más desplazados a nivel interno y miles de personas cruzando la frontera a diario, Siria está descendiendo hacia un desastre de proporciones totales”, según ha dicho el Alto Comisionado de la ONU para Refugiados, António Guterres, en un comunicado. “Este es un número que se traduce en un millón de personas que dependen de la generosidad de los países que los albergan, la respuesta de las agencias humanitarias y el apoyo financiero de los Gobiernos y sus ciudadanos”, añadió.
La mitad de los refugiados son niños, la mayoría menores de 11 años. Cada día cruzan las fronteras de Siria unas 10.000 personas, huyendo de la violencia. En las pasadas semanas, el Gobierno de Bachar el Asad ha intensificado el uso de misiles Scud contra centros de población rebelde, sobre todo en el bastión opositor de Alepo. El lunes, las milicias levantadas tomaron el control de la mayoría de la capital de la provincia de Raqqa, al norte, y tumbaron una estatua de Hafez El Asad, padre y predecesor del actual presidente. En respuesta, el régimen bombardeó por aire partes de la ciudad.
En diciembre, la ONU estimó que las agencias humanitarias y los países que alojan a refugiados necesitan aproximadamente 1.200 millones de euros para atender las necesidades del millón de refugiados en el extranjero y de cuatro millones de personas que, aun dentro de Siria, se encuentran en situación de extrema pobreza. De momento, según fuentes de esa organización, la comunidad internacional solo ha donado un 20% de esa cantidad.
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