Señor Director de Página/12
De nuestra mayor consideración
S/D.
Tenemos el agrado de dirigirnos a Ud., en nuestra condición de presidente y
secretario, respectivamente, de la Fundación Luisa Hairabedián, entidad sin
fines de lucro, con estatuto inscripto en la Inspección General de Justicia y
con domicilio en la Av. Pte. Roque Saenz Peña 570º, segundo piso, de esta
ciudad, a fin de hacer saber nuestra opinión relativa a la nota del Dr.
José Pablo Feinmann publicada en la contratapa del domingo 15 de Julio 2012,
con el título el “Genocidio Armenio”.
En efecto, sin dejar de valorar la
trascendencia que posee en cuanto a la promoción de la memoria de la aún impune
causa de los armenios, cabe destacar la omisión del más relevante paso dado en
la incansable lucha por la obtención de justicia. Nos referimos al juicio por
la verdad y dignidad entablado por la comunidad Armenia de nuestro país y
ordenado por la Excma.Cámara Federal de Apelaciones de la Ciudad de Buenos
Aires se sustanció ante el Juzgado Federal nro. 5 a cargo del Dr
Norberto Oyarbide , Secretaría 10 y que luego de diez años de labor para la
aportación de la prueba testimonial y documental, resultante de los archivos
oficiales de distintos países del mundo, culminó con la Resolución dictada por
el mencionado Juzgado, con fecha 1 de Abril de 2011, con efectos de sentencia
definitiva, tipificando los crímenes objeto de la investigación realizada como
genocidio y responsabilizando al Estado de Turquía por su planificación,
organización y ejecución (ver datos completos en www.genocidios.org).De
acuerdo a los expertos en la materia, el correlato necesario del derecho de la
verdad (en este caso ejercitado y con resolución firme) es el derecho a la
justicia; esto es, a la reparación. Indicar, como lo hace Feinmann en su
emotiva nota, que “Mientras el negacionismo continúe (…) las heridas no
cerrarán” es una apreciación que respetamos pero no compartimos. Es que la
justicia argentina ha desbaratado por completo la negación y el pueblo armenio
ya tiene afortunadamente el instrumento legal para requerir justicia, o sea, la
reparación debida que, para nosotros debe ser moral, histórica y cultural. Los
pueblos en general y los turcos y armenios en particular tienen reivindicaciones
comunes: sociedades justas y libres de cualquier tipo de opresión. Los
enfrentamientos y enemistadas son provocadas por las clases dominantes de unos
y otros para afianzar sus privilegios, utilizando para ello el instrumento de
dominio que les concede el Estado.
Gregorio Harabedian
Federico Gaitan Hairabedian
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