Lanzamiento de la Red Informativa de Genocidio y Derechos Humanos
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martes, 20 de septiembre de 2011
Feminicidio antes de nacer
Por Nitin Jugran Bahuguna
Una reunión de Kopal en el distrito de Uttarkashi.
Crédito: Nitin Jugran Bahuguna/IPS.
DEHRADUN, India, sep (IPS) - India es el cuarto país más peligroso para las mujeres, pero la práctica generalizada de abortar selectivamente los fetos femeninos puede convertirlo en el más hostil para ellas.
En el norteño estado de Uttarakhand, en el Himalaya, donde para la población infantil de entre cero y seis años de edad la relación cayó de 886 niñas por cada 1.000 varones –según datos provisorios del censo 2011--, se consolida un fuerte movimiento de la sociedad civil contra los abortos selectivos.
Los antecedentes de ese estado son mucho peores que la proporción nacional, que decayó a 914 niñas por cada 1.000 varones, en comparación con 927 por cada 1.000 en el último censo, realizado en 2001.
Los demógrafos extrapolan que donde en el censo de 2001 "faltaban" seis millones de niñas, la cifra aumentó a 7,1 millones en 2011.
"La tecnología y la alfabetización jugaron un rol en la promoción del feticidio femenino, como ocurrió con la falta de principios y ética en la profesión médica", dijo Shashi Bhushan, de Shri Bhuvaneshwari Mahila Ashram (SBMA), una organización no gubernamental que ayuda a proteger los derechos de las mujeres.
Bhushan se refirió así a la proliferación de clínicas ilegales de determinación del sexo utilizando equipos baratos de ultrasonido en todo Uttarakhand, que son auspiciadas por personas educadas.
Rahmati Devi, de 45 años, es "dai" (asistente tradicional de partos) en el pintoresco distrito de Nainital, y sostiene que los exámenes de determinación del sexo que usan imágenes obtenidas mediante ultrasonido ahora son de rutina en las aldeas del norte de Uttarakhand.
"Estos exámenes siempre tendrán lugar debido a la presión del esposo o de miembros de su familia", dijo Devi a IPS.
"Las direcciones de los centros donde se realizan ecografías clandestinamente se difunden de boca en boca", y cobran entre 52 y 105 dólares por averiguar el sexo del feto, explicó Devi.
Los comités de control creados en la Ley de Técnicas de Diagnóstico de Preconcepción y Prenatal, que prohiben los exámenes de determinación del sexo, no están activos en la mayoría de los distritos de Uttarakhand, salvo por allanamientos esporádicos a clínicas que se sospecha efectúan procedimientos ilegales.
SBMA lleva a cabo una campaña desde hace tres años para crear conciencia contra esta práctica. Lo hace en el marco del programa Kopal (arbolito). Con apoyo de Plan International y de otras 13 organizaciones no gubernamentales, SBMA se centra en temas como los efectos físicos y psicológicos adversos sobre las mujeres que se someten a abortos para eliminar los fetos femeninos.
Cuando Madan Singh y su esposa Radha Devi en Rampur, en el distrito de Chamoli, consideraban realizarse un estudio para determinar el sexo de su bebé a fin de evitar tener una tercera hija, una obra callejera montada en su aldea por el proyecto Kopal los convenció de no hacerlo.
Estos éxitos alientan a activistas como Bhushan. "En nuestro trabajo con organizaciones comunitarias y juveniles también hemos visto un aumento en el registro de nacimientos y en los partos realizados en el marco institucional", dijo.
Bhushan cree que estados como Uttarakhand apenas están empezando a despertar a la enormidad del problema. "Lo que se describe como las ‘niñas faltantes’ equivale a un asesinato masivo de niñas, o feminicidio", opinó.
Reconociendo que las actitudes sanas hacia las niñas deben comenzar temprano, la iniciativa Kopal incluye movilizar a grupos de jóvenes para que sensibilicen a sus pares y a los ancianos sobre el rol vital que desempeñan las niñas en cualquier comunidad equilibrada.
"La dote sigue siendo un factor poderoso para no tener niñas. Una familia con más hombres se considera fuerte, y los hijos varones se perciben como bienes", observó la trabajadora social Bina Kala, de 35 años y de la aldea de Anjanisain, en el distrito de Tehri.
Bajo los auspicios de Kopal, Bina ayuda a organizar los "Foros de los niños de la montaña", que brindan oportunidades para que grupos de varones y niñas debatan sobre las relaciones de género.
"En estas reuniones enfatizamos que en los hogares rurales la niña contribuye con la economía familiar mucho más que el varón. Ella ayuda a su madre en las tareas domésticas e incluso sacrifica sus sueños para que la familia pueda invertir en los varones", dijo Bina.
Las amenazas a la salud y las actitudes culturales hacia las mujeres fueron factores mencionados en una encuesta realizada por TrustLaw, un servicio de noticias administrado por la Thomson Reuters Foundation. Este calificó en junio a India como el cuarto país más peligroso del mundo para las mujeres, después de Afganistán, Congo y Pakistán.
En una reunión de Kopal realizada a comienzos de este año en el distrito de Pithoragarh, varias niñas se quejaron de que pese a que cada vez hay más educación y alfabetización, poco ha cambiado en su estatus en las aldeas de Uttarkhand.
En esa ocasión, "los varones respondieron jurando que cuando vuelvan a sus aldeas serán más sensibles hacia sus hermanas y otras niñas", recordó Bina.
En otro encuentro de Kopal en el distrito de Haridwar, Sonia, una adolescente de 17 años, se manifestó rotundamente en contra los abortos selectivos.
"Nos reunimos regularmente y discutimos cómo superar la brecha de género. Nuestro mensaje es que se debe oír a las niñas, y que ellas tienen derecho a un trato igualitario", dijo Sonia, quien casi abandonó la escuela pero ahora continúa con sus estudios con apoyo de SBMA.
Este tipo de iniciativas de la sociedad civil son respaldadas por programas de los gobiernos estaduales diseñados para potenciar el valor de las niñas ante la comunidad.
Hace tres años, el gobierno de Uttarakhand anunció el Programa Nanda Devi para Niñas, bajo el cual a cada niña nacida luego de enero de 2009 en familias que viven bajo la línea de pobreza le corresponde un depósito fijo de 105 dólares que puede retirarse con intereses cuando la beneficiaria tenga 18 años y haya terminado la escuela secundaria.
"Esos programas son lentos, pero sin dudas logran un cambio en una sociedad donde el deseo de tener un heredero varón es un asunto social complejo", dijo Bhushan.
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