(Agencia Prensa Armenia).- Durante la noche del viernes 26 de febrero se realizó una marcha y manifestación frente a la embajada de Azerbaiyán para conmemorar un nuevo aniversario del comienzo de las masacres de armenios en las ciudades azeríes de Sumgait, Bakú y Kirovabad a partir de 1988.
“Las matanzas de Sumgait, Bakú y Kirovabad fueron la continuación del plan de limpieza étnica que comenzó durante el Genocidio Armenio”, señaló Axel Costanian, miembro de la organización Unión Juventud Armenia de Sudamérica, quienes junto a otras organizaciones juveniles convocaron a la manifestación. “La matriz negacionista y violatoria de los derechos humanos sobre la cual se construyeron ambos Estados, se mantienen en la actualidad”, agregó Costanian en su discurso.
Las comunidades armenias en todo el mundo recuerdan el 26 de febrero de la misma forma que conmemoran los 24 de abril, fecha en que se considera el inicio del genocidio contra el pueblo armenio perpetrado por el Estado turco. “Hoy, Turquía y Azerbaiyán llenan sus cárceles de periodistas y activistas. Azerbaiyán amenaza con reiniciar la guerra contra las Repúblicas de Armenia y Nagorno Karabaj. Turquía apoya al Estado Islámico y entorpece el proceso de paz en Siria. Azerbaiyán utiliza listas negras, en las que se encuentran muchos argentinos, para perseguir a quienes desafíen el relato oficialista. Turquía acosa a sus intelectuales con el infame artículo 301 del código penal, con el que condenaron al periodista Hrant Dink. Y no podemos dejar de recordar la persecución del Estado turco al pueblo kurdo, especialmente al Partido Democrático de los Pueblos”, finalizó Costanian.
Las matanzas de Sumgait y Kirovabad en 1988 y Bakú en 1990, instigadas por las autoridades azeríes, fueron una respuesta a la lucha de los armenios por la independencia de Nagorno Karabaj, una región que había estado históricamente habitada por armenios pero que durante la sovietización de Armenia y Azerbaiyán, Joseph Stalin entregó a la República Socialista Soviética de Azerbaiyán en calidad de región autónoma en 1923. A partir de 1988, con el comienzo de la caída de la Unión Soviética, se creó el Movimiento de Karabaj para pedir la independencia y la anexión a Armenia. La respuesta del gobierno azerí fueron los pogromos de Sumgait, Bakú y Kirovabad. En 1991, Armenia y Nagorno Karabaj se proclamaron Repúblicas independientes. Para 1992, los combates ya se habían convertido en una guerra a gran escala entre Azerbaiyán, apoyada por Turquía, y Nagorno Karabaj. En mayo de 1994 se declaró un cese del fuego que se mantiene hasta la actualidad -a pesar de que el gobierno azerí no lo cumple- y se creó el Grupo de Minsk de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para actuar como mediador.
Durante los “pogromos”, “decenas de personas resultaron muertas, de las cuales muchas fueron quemadas vivas tras haber sido golpeadas y torturadas. Hubo centenares de heridos, muchos de los cuales quedaron discapacitados de por vida. Se produjeron violaciones de mujeres y niñas. Hubo más de doscientos hogares destrozados y saqueados, cantidades de automóviles quemados o destruidos y decenas de talleres, tiendas, kioskos y locales sociales devastados y desvalijados. Miles de personas se convirtieron en refugiados”, según datos de un informe presentado por Armenia en Naciones Unidas. El concepto de “pogromo” hace referencia a persecuciones o matanzas contra un grupo religioso o étnico. El término se utilizaba para hacer referencia a los ataques contra los Judíos en el Imperio Ruso (especialmente en Ucrania y Bielorrusia) durante los siglos XIX y XX. La principal característica de los pogromos en Azerbaiyán, aún negados por el gobierno azerí, fue que los crímenes fueron cometidos por grupos paraestatales con la complicidad del gobierno.
Fuente: http://palermonline.com.ar/wordpress/?p=49597
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